El segundo capítulo de esta temporada se centra en un problema de actualidad, pero que salió a la luz tiempo atrás. En una misión del ejército estadounidense, las tropas rociaron a población civil con gas Sarín, confirmado recientemente por la propia ONU como a gran escala. Aunque queda por determinar quién está detrás de las órdenes por las terribles consecuencias, todos comprendemos que es un asunto de extrema gravedad.
En la redacción de McKenzie, un tipo nuevo que está sustituyendo a Jim es advertido de esta información y pretende volcarla en el noticiario, a lo que la productora se niega por no tener fuentes suficientes y resultar conmovedor a la par que sensacionalista. Sólo ellos saben de lo ocurrido y parecen estar en lo cierto, sin embargo el miedo, lógico pero erróneo, los paraliza en la difusión y de momento todo queda en agua de borrajas.
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Will en un segundo plano, a pesar del intento por mantenerlo en la línea de acción. La serie sigue en el mismo formato, con un episodio más tranquilo, de calma reposada y de estructuras regulares y previsibles. Pero sigue siendo esa serie que uno se acerca a observar si tiene un ratito. Estamos cerca del final de su producción, a no ser que la audiencia y la crítica exija su continuación, ¿eres uno de los seguidores de la serie?
Comenta, ¿te gusta más el nuevo Jim? ¿Crees que Maggie hace bien en refugiarse en el extranjero?
Por Javier Moreno
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