Nuestra redacción se ve en la encrucijada de sacrificar las noticias por la audiencia de entretenimiento. La amenaza acerca del despido de Will sigue sobre la mesa y el descenso de público sería una excusa perfecta. Hay un debate electoral a la vuelta de la esquina en el que todo el equipo está trabajando y no quieren perder la oportunidad de retransmitirlo, por lo que la suma de todo ello les lleva a perder los principios periodísticos.
El capítulo no es más que la mitad de un episodio de sospechas y persecuciones. La facilidad con la que los personajes se enfrentan a los problemas comienza a resultar inanimada y banal, aunque se siguen las conversaciones con gusto. Cuando los temas tratados son políticos se ha de suponer el conocimiento de muchos nombres que salen a la palestra, aunque desde el otro lado del charco no hemos tenido noticia del 90% de ellos.
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Es la primera vez que ocurre y, debido a la división del capítulo en dos partes, gozamos de una agradable sensación de intriga que nos lleva a ver el siguiente capítulo de forma inmediata.
Veamos cómo se desarrolla la siguiente mitad...
Por Javier Moreno
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