Es el tercer corte de esta cuarta temporada, que sabemos que se extenderá hasta diez, como de costumbre. Es un capítulo de formación de conflictos, de presentación de personajes y de consecución narrativa. Pero se hace algo lento.
La que sí parece destinada a servir de anzuelo, cebo y jugoso trago es la siempre bella Patricia Arquette, en el papel de Sally Wheet, dispuesta a entablar una valiente relación con Nucky. A Terence Winter le gustan las actrices pasionales que sepan aguantar una mirada, y esta rubia ya tiene más que tablas. Todavía se nos pone la piel de gallina al recordar a Alabama, la joven alocada en Amor a quemarropa (True romance).
La trama parece discurrir entre dos puntos cardinales, el comercio de heroína que maneja el Dr Narcisse negociando incluso con Rothstein, y la venta de acres en diferentes puntos de los Estados Unidos, desvelando cómo se gestó la compra de los grandes territorios modernos del país. Aquellos que compraron el mundo, como se dieron en llamar, se movían entre la riqueza explosiva y el desastre de la bancarrota. Nucky se mete de lleno, pero vemos su error como sabemos con certeza que si pisamos la acera helada nos resbalaremos.
A la espera de que todos estos pasos preliminares lleven la sangre al río, este capítulo nos gusta pero nos deja algo fríos. Creo que todos coincidiremos en esperar más tensión de una serie que nos tiene acostumbrados a imágenes brutales y secuencias de infarto. Sigo pensando que es la mejor serie (desde muchos puntos de vista) actual y confío en el regreso de Jeremy Podeswa y Tim Van Patten para relanzar la fuerza de la serie.
¿Qué trama es la que más interesa? ¿Heroína o venta de territorios? ¿Dónde habrá más sangre?
Por Javier Moreno
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