Muchos son los datos que nos aporta este último capítulo de Juego de tronos. Se apoyan en varios personajes casi inexplorados hasta la fecha y con temas que hacían falta y echábamos de menos, como las confesiones, las relaciones más humanas, el sexo, etc.
La parejita de moda, amor trágico entre Jon Snow e Ygritte, parece más que consolidado pero destinado al fracaso por el origen de cada uno. Las decisiones difíciles se van acercando y ya nos muestran el posicionamiento de ambos. También vemos que el enfrentamiento al acercarse al muro se saldará con la victoria de aquellos que mantienen disciplina y, no sé si fallo de racord, pero es asombroso ver que en la cima del muro eran 4 los que seguían la marcha y al llegar a la zona de bosque contamos más de 30. No cuadra, la verdad.
Osha, esa salvaje que no era más que fiel escudera de Bran, comienza su andadura en los conflictos y nos cuenta un relato de su vida. Inocente y ruda, sigue siendo un personaje que no encanta a casi nadie y además se gana la enemistad de muchos al enfrentarse a la magia de los pequeños visionarios. Y mientras el odioso Theon Greyjoy es torturado, ahora también sexualmente hasta la castración, nos ofrecen un paralelismo entre las relaciones sentimentales: por un lado ternura entre el próximo rey Stark y su nueva prometida, también entre Tyrion y su desdichada Shae, y por otro lado la lujuria con y contra el pobre Theon, a quien ya tengo hasta lástima. Cierto es que la escena es de las más tórridas hasta ahora, pero con la mente en la tortura uno no la disfruta igual. Se echaba de menos algún momento de desenfreno y rubor.
El elegido por Melisandre, que apuntaba a un puesto de honor, llega al destino que descubre como origen. Parece que el de los ojos azules, al que tanto defiende Arya, es el hijo bastardo de Baratheon, y será la sangre que necesite el dios del fuego. Esa historia queda sin desarrollar, pero la actuación de Melisandre nos es suficiente. Es increíble la fuerza de esa actriz en tan pocos segundos.
También hay sexo en la conversación entre Sansa y Margaery. Esta vez en forma de lección escolar, la futura reina explica a la inexperta Sansa que se puede disfrutar del sexo de muchísimas maneras, y que se consigue alcanzar placer de modos inesperados. Incluso insinúa que el sexo no está sujeto al secreto y los anclajes, sino que se puede aprender. Sansa replica asombrada cuestionando sobre el origen de ese conocimiento, y Margaery, condescendiente, asiente: "sí, Sansa, sí, mi madre me lo explicó todo". Ingenuidad que viene muy acorde.
Jaime Lannister parece ya en camino a su hogar, pero descubre que Brienne va a ser ejecutada, por lo que obliga a regresar y con valentía y amenazas se cubre las espaldas para rescatarla. Volverán juntos por lo que parece. Eso sirve al capítulo para generar una acción algo más trepidante, cosa que no vemos mucho en esta entrega, y además para volver a cambiar de escenario. Si hay un factor común en este capítulo es el viaje constante a un destino sensiblemente diferente. Vemos desierto, bosque, barro entre brumas, castillo en la playa, interiores, páramos fríos... Este detalle enriquece las imágenes pero no es más que truco visual. Se agradece, pero las tramas quedan en el aire con un ritmo tan vivo. Sólo hay descanso, o mejor, atención permanente, en dos o tres conversaciones: la que mantienen los Lannister, abuelo y nieto, sobre quién tiene el mando; la que gobierna Daenerys con el mandamás de Yunkai. La Khaleesi arrasará con su pueblo a no ser que libere a todos sus esclavos. Se ofrecen regalos mutuamente, pero la fuerza de la madre de los dragones reside en su terca decisión de imponer el bien. Los dragones la defienden y han crecido lo suficiente como para amedrentar a cualquier interlocutor que ose amenazarla. Gran momento, posiblemente por nuestra debilidad hacia Daenerys, que querríamos ver durante el capítulo entero.
Este séptimo episodio también parece un tanto inventario, lleno de datos, escenarios y personajes, pero la solemnidad ha dejado paso a la ternura, la fidelidad y la sensatez. Descansa nuestra moral, pero nuestra ambición requiere de la locura que antaño nos cautivó. Tyrion parece hecho de azúcar y no nos convence como antes, Cersei anda un tanto desaparecida, Joffrey parece mermado en su crueldad, Lord Baelish ni siquiera es nombrado. Pero a pesar de necesitar giros argumentales, los 50 minutos se hacen escasos y se disfrutan bastante. Capítulo resultón que merece un notable raspado. ¿Qué te ha parecido a ti?
Y puestos a elegir matrimonios concertados, ¿Qué parejas formarías tú? ¿Juntarías personajes a tu antojo? Nos vemos en el 8º episodio, mientras, esperamos vuestros comentarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario