Segundo capítulo de la serie creada por Charlie Brooker. Independientes entre sí, cada entrega aborda un tema y unos personajes con total independencia del resto de los capítulos, exceptuando que todos giran alrededor de una gran cuestión: cómo afecta la tecnología a nuestras vidas.
En "15 million merits" nos encontramos en un Gran Hermano global. Los habitantes, es decir, toda la población, vive haciendo méritos frente a una pantalla en la que pedalean y se esfuerzan por conseguir los puntos necesarios para sobrevivir. Les invade la desidia y la resignación, poco hay que hacer en un mundo cerrado a la improvisación. Sin embargo, la naturaleza humana hará lo suficiente para generar puntos de inflexión en esas vidas anodinas.
Sátira sobre los reality shows y la telebasura a la que nos dirigimos con voracidad desde la expectación más burda. Los salarios se verían, como ya vemos ocurrir en muchos otros ámbitos, sustituidos por un valor de mercado en el que compitamos continuamente. En el capítulo, autoconclusivo como el resto, el rechazo a una vida así hace que el protagonista arriesgue sus ahorros por una causa altruista, lo que nos hará ver la viciada grosería con la que se movería un mundo alimentado únicamente por los deseos viscerales de las entrañas más cáusticas.
Aunque de menor tensión que el primer y conmovedor episodio, la duda y cuestión sobre este tipo de desarrollo tecnológico está servida con igual o mayor rotundidad. Agradable aunque amargo retrato de nosotros mismos a un nivel inferior con la esperanza puesta en las relaciones humanas más allá de los efectos paranoicos de un público al que satisfacer. Violencia verbal, solipsismo, alienación brutal y trueque de valores que nos permitirían vivir una ficción muy lejana a la felicidad hasta ahora definida.
Más deprimente, pero igual de interesante. La recomendación sigue con esta serie tan impactante.
Por: Javier Moreno
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