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lunes, 22 de diciembre de 2014

BLACK MIRROR: El himno nacional



Black Mirror es una apuesta por la previsión y el reflejo de un futuro no muy lejano. Serie de capítulos que aborda historias independientes, se produce al margen de un guión conjunto y sus protagonistas siempre son nuevos en cada entrega. Se centran todos ellos, eso sí, en una temática única: un futuro cercano envuelto en los avances tecnológicos, sus posibles desviaciones, capacidades y perversiones.

En su primer y sorprendente capítulo, "El himno nacional", el primer ministro británico es amenazado a través de un video subido a una red social en el cual unos seres anónimos pretenden que pague un rescate por la vida de la princesa. El rescate, más allá de los actuales móviles económicos, asombra por su crueldad, espectacularidad y sincera duda. Sin spoiler ninguno, avanzo lo que sucede en el primer minuto, que es ese rescate: piden al primer ministro que tenga sexo con un cerdo en directo. El capítulo nace con el video de la amenazada, propio del terrorismo que ya conocemos. Crece con la expectación de un público ávido de sensacionalismo excéntrico. Pero consigue devolvernos una sensación con las aristas propias de una dimensión nueva. Es incluso posible que ese tipo de terrorismo pueda ser una creación artística de condición efímera. 

Lo que la serie plantea no es sólo difícilmente digerible por su visceralidad, sino que también aporta unas cuestiones tanto éticas como políticas. La premisa, dada la rapidez y los intereses mezclados en ella, sucede de un modo tan absurdo como insoluble. Si accede, afronta el ridículo, la ignominia y la pérdida de confianza ciudadana, además de servir como precedente para cualquier tipo de amenaza. Si no accede, la princesa muere, se atenta contra la seguridad de cualquier ciudadano y también se trunca la carrera política de todo un equipo.

Las dificultades que aumentan la tensión hacen de esta serie una producción magnífica. No hay únicamente una idea abrasiva y atractiva, sino también una ejecución de ritmo apabullante. Casi todas las posibles variantes están previstas y nos hace partícipes de la única salida a tan intrincado laberinto.

El resto de capítulos toca diferentes ámbitos del desarrollo tecnológico y nuestra inclinación a globalizar nuestras vidas. Hablaremos de ellos en las próximas entradas, pero desde aquí nuestra evidente recomendación de una serie que ha marcado el comienzo de una etapa. Estas navidades se estrena un último capítulo al que daremos cabida en nuestro blog, atentos y atentas.

Black Mirror es el oscuro espejo que nos hace ver lo más perverso de nuestros posibles mundos. ¿Se te ocurren peores escenarios?




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