Comenzando series que quedaban en el tintero, hoy hablamos de American Horror Story, cuya faceta terrorífica comenzó a inquietar a muchos en 2011. Hoy todavía en activo, la serie cuenta con cuatro temporadas (Murder House, Asylum, Coven y Freak Show). Nos centraremos, sin embargo, en esta primera entrega, como presentación y puesta en escena de la única serie del género que la crítica en general veneró por encima de todas.
En Murder House, una familia llega como nueva inquilina de una misteriosa casa encantada. Los traumas anteriores al comienzo se irán descubriendo poco a poco, lo que alimentará la justificación de los procesos de los personajes. El padre, psiquiatra, asiste a sus pacientes en la misma casa; su mujer, a quien engañó previamente, no consigue rehacerse tras el engaño y un aborto, lo que complica su situación sentimental; por último, la única hija es introvertida, escéptica a los cánones establecidos y de mentalidad perversa hasta el doloroso placer. La llegada al nuevo hogar ya augura una serie de catástrofes, pues, al parecer, varias muertes se sucedieron anteriormente bajo ese mismo techo. La vecina y su hija, la ama de llaves y varios de los pacientes del padre completarán un grupo tan sórdido como atractivo de personajes.
Al pertenecer al género de terror, con su proporcionado surrealismo, se adentra en lo sobrenatural con la soltura de un maestro en la temática, sin dejar de lado el drama principal propio de seres humanos que pueblan los 45 minutos de cada capítulo. Con ello quiero justificar, en parte, la aparente simpleza de un género que opta por no explicar lo que no tendría sentido en una vida cotidiana, sino que aporta fantasía y sucesos paranormales para el puro entretenimiento y sentimiento de quienes se acercan a la serie. Pero no pensemos que se trata del estereotipo de películas de miedo, con sus sustos y sus muertes. American Horror Story nos proporciona algunas interpretaciones de solvencia magnífica, así como algunos diálogos propios de una catarsis alucinógena entre varios dementes.
Sin duda, el formato tan novedoso es el quid de esta entrañable serie de recorrido tan largo como tiempo libre tengamos. Sus imágenes rápidas, sus cortes entre escenas, su uso y abuso de situaciones inverosímiles y la intensidad de sus acciones hace que un guión de áspera trascendencia se consolide en una producción más que recomendable. Todos los factores propios de la perversidad entran en juego, ya sea el plano sexual, como el de las malformaciones, la muerte y su recuerdo, así como también el maltrato, la mentira y el sadismo.
Fue Lange la más aclamada por su papel de vecina enfermiza e instigadora de las peores provocaciones, pero ¿cual es el personaje que más os gustó de esta temporada? Resaltar la perturbadora mirada de la ama de llaves (Frances Conroy) con ese tono al hablar que paraliza la respiración.
Accesible para un público adulto sin excesivo repudio por lo grotesco, recomendable para aquellos que buscan un poco de acción glaseada con el sinsentido de los juegos diabólicos. Piloto notable, el resto de capítulos le hacen justicia, aunque no superan la primera impresión.
Por: Javier Moreno
No hay comentarios:
Publicar un comentario