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martes, 27 de agosto de 2013

THE NEWSROOM - 1x03 - The 112th congress






Con templada caligrafía rubrica Sorkin su tercer episodio de The Newsroom. Aquí se vuelca en el apartado informativo, comunicativo. Se centra en proteger la profesión y la veracidad de los profesionales que se dedican a la "verdad".

La serie se calma un poco al rotar el protagonismo de los histéricos Will y MacKenzie, por lo que vemos las caras menos relevantes hasta el momento y conocemos sus problemas más allá de la redacción. Maggie y Don no combinan sus alianzas y viven un tren de rupturas, plan que anima y entristece a la vez a Jim, que ha ido perdiendo fuerza y se comporta como un desdichado adolescente al que el acné pasa la factura de la ingenuidad.
Mientras tanto, las noticias siguen un curso frenético, siendo principal protagonista del capítulo. Las elecciones se acercan y la preocupación política aumenta, reflejando los intereses personales de cada miembro de la plantilla en la redacción. Y aquí es donde peca, en mi opinión, el fundamento de la serie. Se muestran los bandos, buenos y malos, como siempre. Obvios y malintencionados los malos, valientes y perdedores los buenos, polarizando nuestra opinión sin engranajes que aporten matices. La posición del protagonista ha de ser una que valga para todos pero que asombre con la ruptura entre los polos, y así es, como el tren que se ve venir en la lejanía: ruge rápido pero se oye con antelación.
La información sigue fluyendo al más puro estilo americano (estadounidense), con datos y números, gráficos y nombres que ninguno recordaremos pero que apabullan al más "pintao". Significan poco, pero entre el bullicio nos convencen y salimos airados con, al menos, haber leído todos los subtítulos sin pulsar el "pause".

En la lucha por la moral universal, el estandarte del coraje lo lleva a cabo Charlie, jefe de Will, que se enfrenta a la directiva en esa sala oscura y con pinta de juicio final. Él parece obstinarse en la fidelidad de la cadena para con su fiel audiencia, que llaman "electores" una y otra vez como para dar a entender que la información tiene como principal función guiar a la votación democrática. Su duelo es contra Jane Fonda, verdadera dueña de la cadena, quien amenaza con despedir a Will, un peso pesado, y mete en el dilema típico a Charlie, que buscará la solución por su parte.

Nuestra apuesta es, como siempre, por los buenos. Pero no tengo muy claro quién es el bueno, o si realmente hay algún bueno. Algunos personajes se quedan en el plano firme de la interpretación básica y funcional, mientras que en otros se aprecia, y se exige, algún cariz propio del actor o de la actriz.

Sloan vuelve a aparecer, pero estamos deseando verla en acción.

Esperemos que el debate no sea tan moral y más propio de la intriga y el humor. ¿Estás de acuerdo?

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