Sobre la ética y los sermones.
En el quinto corte de la primera temporada se visita uno de los acontecimientos más relevantes del movimiento conocido como "Primavera árabe". La plaza Tahrir ha sido sitiada y permanece en alerta tanto por las reivindicaciones populares como por la amenaza militar. Nuestro equipo cubre la noticia con un reportero que es herido en pos de un buen titular, presionado y voluntario, haciéndose el héroe como algunos creen que son.
El hecho desencadena una serie de acontecimientos que guiarán todo el episodio hasta el final, una redención que libra a cualquiera de la cárcel con una tarjeta de visita, y a dormir plácidamente.
Neal busca un reportero local, que sufrirá un rapto con su requerida recompensa, por lo que la culpabilidad se instalará en él. También Don sufrirá de la misma apoplejía moral, pues es quien forzó la situación primera en El Cairo. Maggie trabaja más en la relación sentimental de Jim que en la redacción, pero no salen bien los planes y también siente remordimientos. En cuanto a MacKenzie, ella ha sido traicionada por su novio debido a intereses políticos y deja plantado a quien tanto prometía. Y por último, Will, que siempre lleva la batuta de la representación general, intenta solucionar el ataque de chismorreos con una compra, pero en el camino a hacerlo se enfurece y suelta su último discurso sobre ética. La defensa de su equipo no pasa porque estén haciendo el bien (aquello que debería tratar la ética, para más ayuda, tomar en cuenta la denominada "ley moral" en Kant o el concepto heraclíteo de fuego en el hogar) sino porque se pasen el día redimiéndose de una culpa, causada a veces, otrora impuesta estructuralmente.
El caso es que todo termina solucionándose temprana y dulcemente con un exceso de ternura para resolver el día de San Valentín y remarcar el valor humano de un equipo que siempre está disponible, cubre a sus compañeros y perdona constantemente sus errores. Porque de eso trata la vida, ¿verdad? de una redención por los pecados originales que no nos permiten realizar una vida plena y libre, y nos obliga a trabajar por el perdón ajeno que nunca llegará a actualizarse. O no.
El sermón es harto reprobable, y arcaico en el tono, pero el capítulo termina por funcionar en cuanto a la narración amena de un rato más de puro entretenimiento.
¿Estáis de acuerdo con el discurso de Will sobre lo que es periodismo?
Por Javier Moreno