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martes, 23 de diciembre de 2014

BLACK MIRROR: 15 millones de méritos



Segundo capítulo de la serie creada por Charlie Brooker. Independientes entre sí, cada entrega aborda un tema y unos personajes con total independencia del resto de los capítulos, exceptuando que todos giran alrededor de una gran cuestión: cómo afecta la tecnología a nuestras vidas.

En "15 million merits" nos encontramos en un Gran Hermano global. Los habitantes, es decir, toda la población, vive haciendo méritos frente a una pantalla en la que pedalean y se esfuerzan por conseguir los puntos necesarios para sobrevivir. Les invade la desidia y la resignación, poco hay que hacer en un mundo cerrado a la improvisación. Sin embargo, la naturaleza humana hará lo suficiente para generar puntos de inflexión en esas vidas anodinas.

Sátira sobre los reality shows y la telebasura a la que nos dirigimos con voracidad desde la expectación más burda. Los salarios se verían, como ya vemos ocurrir en muchos otros ámbitos, sustituidos por un valor de mercado en el que compitamos continuamente. En el capítulo, autoconclusivo como el resto, el rechazo a una vida así hace que el protagonista arriesgue sus ahorros por una causa altruista, lo que nos hará ver la viciada grosería con la que se movería un mundo alimentado únicamente por los deseos viscerales de las entrañas más cáusticas.

Aunque de menor tensión que el primer y conmovedor episodio, la duda y cuestión sobre este tipo de desarrollo tecnológico está servida con igual o mayor rotundidad. Agradable aunque amargo retrato de nosotros mismos a un nivel inferior con la esperanza puesta en las relaciones humanas más allá de los efectos paranoicos de un público al que satisfacer. Violencia verbal, solipsismo, alienación brutal y trueque de valores que nos permitirían vivir una ficción muy lejana a la felicidad hasta ahora definida.

Más deprimente, pero igual de interesante. La recomendación sigue con esta serie tan impactante.




lunes, 22 de diciembre de 2014

BLACK MIRROR: El himno nacional



Black Mirror es una apuesta por la previsión y el reflejo de un futuro no muy lejano. Serie de capítulos que aborda historias independientes, se produce al margen de un guión conjunto y sus protagonistas siempre son nuevos en cada entrega. Se centran todos ellos, eso sí, en una temática única: un futuro cercano envuelto en los avances tecnológicos, sus posibles desviaciones, capacidades y perversiones.

En su primer y sorprendente capítulo, "El himno nacional", el primer ministro británico es amenazado a través de un video subido a una red social en el cual unos seres anónimos pretenden que pague un rescate por la vida de la princesa. El rescate, más allá de los actuales móviles económicos, asombra por su crueldad, espectacularidad y sincera duda. Sin spoiler ninguno, avanzo lo que sucede en el primer minuto, que es ese rescate: piden al primer ministro que tenga sexo con un cerdo en directo. El capítulo nace con el video de la amenazada, propio del terrorismo que ya conocemos. Crece con la expectación de un público ávido de sensacionalismo excéntrico. Pero consigue devolvernos una sensación con las aristas propias de una dimensión nueva. Es incluso posible que ese tipo de terrorismo pueda ser una creación artística de condición efímera. 

Lo que la serie plantea no es sólo difícilmente digerible por su visceralidad, sino que también aporta unas cuestiones tanto éticas como políticas. La premisa, dada la rapidez y los intereses mezclados en ella, sucede de un modo tan absurdo como insoluble. Si accede, afronta el ridículo, la ignominia y la pérdida de confianza ciudadana, además de servir como precedente para cualquier tipo de amenaza. Si no accede, la princesa muere, se atenta contra la seguridad de cualquier ciudadano y también se trunca la carrera política de todo un equipo.

Las dificultades que aumentan la tensión hacen de esta serie una producción magnífica. No hay únicamente una idea abrasiva y atractiva, sino también una ejecución de ritmo apabullante. Casi todas las posibles variantes están previstas y nos hace partícipes de la única salida a tan intrincado laberinto.

El resto de capítulos toca diferentes ámbitos del desarrollo tecnológico y nuestra inclinación a globalizar nuestras vidas. Hablaremos de ellos en las próximas entradas, pero desde aquí nuestra evidente recomendación de una serie que ha marcado el comienzo de una etapa. Estas navidades se estrena un último capítulo al que daremos cabida en nuestro blog, atentos y atentas.

Black Mirror es el oscuro espejo que nos hace ver lo más perverso de nuestros posibles mundos. ¿Se te ocurren peores escenarios?




martes, 16 de diciembre de 2014

AMERICAN HORROR STORY: Murder House



Comenzando series que quedaban en el tintero, hoy hablamos de American Horror Story, cuya faceta terrorífica comenzó a inquietar a muchos en 2011. Hoy todavía en activo, la serie cuenta con cuatro temporadas (Murder House, Asylum, Coven y Freak Show). Nos centraremos, sin embargo, en esta primera entrega, como presentación y puesta en escena de la única serie del género que la crítica en general veneró por encima de todas.

En Murder House, una familia llega como nueva inquilina de una misteriosa casa encantada. Los traumas anteriores al comienzo se irán descubriendo poco a poco, lo que alimentará la justificación de los procesos de los personajes. El padre, psiquiatra, asiste a sus pacientes en la misma casa; su mujer, a quien engañó previamente, no consigue rehacerse tras el engaño y un aborto, lo que complica su situación sentimental; por último, la única hija es introvertida, escéptica a los cánones establecidos y de mentalidad perversa hasta el doloroso placer. La llegada al nuevo hogar ya augura una serie de catástrofes, pues, al parecer, varias muertes se sucedieron anteriormente bajo ese mismo techo. La vecina y su hija, la ama de llaves y varios de los pacientes del padre completarán un grupo tan sórdido como atractivo de personajes.

Al pertenecer al género de terror, con su proporcionado surrealismo, se adentra en lo sobrenatural con la soltura de un maestro en la temática, sin dejar de lado el drama principal propio de seres humanos que pueblan los 45 minutos de cada capítulo. Con ello quiero justificar, en parte, la aparente simpleza de un género que opta por no explicar lo que no tendría sentido en una vida cotidiana, sino que aporta fantasía y sucesos paranormales para el puro entretenimiento y sentimiento de quienes se acercan a la serie. Pero no pensemos que se trata del estereotipo de películas de miedo, con sus sustos y sus muertes. American Horror Story nos proporciona algunas interpretaciones de solvencia magnífica, así como algunos diálogos propios de una catarsis alucinógena entre varios dementes.

Sin duda, el formato tan novedoso es el quid de esta entrañable serie de recorrido tan largo como tiempo libre tengamos. Sus imágenes rápidas, sus cortes entre escenas, su uso y abuso de situaciones inverosímiles y la intensidad de sus acciones hace que un guión de áspera trascendencia se consolide en una producción más que recomendable. Todos los factores propios de la perversidad entran en juego, ya sea el plano sexual, como el de las malformaciones, la muerte y su recuerdo, así como también el maltrato, la mentira y el sadismo.

Fue Lange la más aclamada por su papel de vecina enfermiza e instigadora de las peores provocaciones, pero ¿cual es el personaje que más os gustó de esta temporada? Resaltar la perturbadora mirada de la ama de llaves (Frances Conroy) con ese tono al hablar que paraliza la respiración. 

Accesible para un público adulto sin excesivo repudio por lo grotesco, recomendable para aquellos que buscan un poco de acción glaseada con el sinsentido de los juegos diabólicos. Piloto notable, el resto de capítulos le hacen justicia, aunque no superan la primera impresión.