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Es por todos conocido el declive que este último año hemos presenciado frente al mundo televisivo. Desde que el boom "Breaking Bad" dejara huérfanos a los incondicionales de Cranston, las producciones más mediáticas se han sumido en un incontinente goteo de insulsos capítulos. Sin embargo, las grandes ideas dirigidas por los más poderosos (Jeremy Podeswa, Tim Van Patten...) no veían la respuesta del público que tal vez merecían.
Varias son las series que han ido bajando el listón en las últimas temporadas (Juego de tronos, Homeland, House of cards, The walking dead, The newsroom) y sin embargo siguen en antena. Resulta por ello más llamativo y doloroso que la mejor serie de la actualidad, en cuanto a producción y guión, haya sido forzada a terminar en esta próxima semana. Hablo, como no cabría entender de otro modo, de Boardwalk Empire.
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La serie comenzaba con el origen de la mafia estadounidense que se afincaba entre Chicago y Atlantic City allá por los años 20. De sobra conocidos son Al Capone, Elliot Ness, Lucky Luciano, etc. Pero no centraba su atención únicamente en los trajines gangsteriles, sino que volcaba mucho guión en el apartado personal de un personaje principal: Nucky Thompson (Steve Buscemi). Sus tejemanejes y ornamentos han llenado muchos minutos y varias temporadas que, tristemente, han de ver su final el 27 de octubre de este año. A muy poco de terminar, y sin lanzar spoiler alguno, he de felicitar al reparto y al equipo técnico capaz de doblegarnos cada semana con episodios de verdadera carga, de tensión desmedida y de momentos gloriosos. Nunca antes había presenciado tales dotes de dirección en una serie de televisión.
Puede que Boardwalk Empire no haya llegado a la gran audiencia como así lo hicieran "Los Soprano", "A dos metro bajo tierra", "The wire" o "Perdidos", pero considero a ésta una entre tantas. Una entre las mejores y, claramente, la mejor de la actualidad. Boardwalk Empire pasará sin tanta publicidad a ser un clásico de culto entre las producciones televisivas y muchos se preguntarán después ¿cómo no triunfó bestialmente una serie con ese reparto de actores y actrices? ¿Cómo dejaron escapar a directores como Winter, Podeswa o Patten, entre otros? Y lo más sangrante: ¿Por qué limitaron su producción habiendo mantenido el asombroso nivel sobresaliente en las cinco temporadas?
Ante el final de Nucky Thompson, desde aquí le digo adiós a una de las mejores series. Si aún no la has probado, aquí mi recomendación. Y si la has seguido con fervor como un servidor, a ti va dedicado esta mirada asintiendo con esa sonrisa que produce haber visto algo verdaderamente brutal.
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